3 ago 2007

Deseos oníricos (cosas que me gustaría soñar)

Casi estoy perdiendo el equilibrio, camino sobre un angosto y largo tapial. De un lado, no se escucha nada, del otro, un chillido agudo y reiterado. No quiero mirar para ningún lado pero siento que la gravedad me pellizca la nalga, entonces ya haciéndome la idea de que me voy a caer, miro hacia la derecha, donde no se escuchaba nada, está repleto de colchones con puntas de goma espuma, a mi izquierda, una plaga de cuchillos y tenedores que se rozan entre sí y hacen el ruido antes relatado. Obviamente si tengo para optar, primero quiero seguir avanzando y llegar hasta el final, aunque no se que hay, pero seguro algo que no de vértigo, y segundo toda la vida prefiero caer sobre los colchones. Mientras rápidamente pienso todas estas posibilidades, la gravedad me arroja inescrupulosamente sobre los colchones, y yo me descargo gritando desaforadamente insultos a Newton, aunque podría haber sido peor. Me relajo para una caída suave y sin sobresaltos, pero en el primer rebote sobre el colchón, salgo despedido y cual saltador con garrocha paso por sobre el tapial con los ojos bien abiertos que podían ver que los cuchillos y tenedores se harían un festín con mi cuerpo todo. Pero no, voraces y cordiales a la vez, demostrando que no eran para nada egoístas, me invitan a comer de mi propia carne, habían empezado por mis gemelos, por supuesto que no acepto el ofrecimiento y se ofenden de una manera inesperada y me arrojan nuevamente hacia las alturas. Pero en esta ocasión, logro hacer pie nuevamente en el tapial, y con una pequeña renguera puedo hacer unos 4 o 5 metros hasta llegar al final y veo que hay un pequeño helipuerto y en él un plato con comida para perros, luego de caminar haciendo equilibrio sobre un tapial 2 días con sus noches, no puedo hacerme el fino y me devoro la comida canina como si fueran unos omelettes de jamón y seso. Al terminar siento algo sobre mi cabeza, los omelettes suelen hacérmela doler, pero no, empieza a agrietarse y por sobre mis pelos salen repentinamente 4 milanesas, eso creí yo al tocar estas cosas. Pero estaba equivocado, casualmente por delante de mí pasa volando una langosta espejo, y logro ver que las 4 nuevas partes de mi cuerpo eran orejas de perro cocker. Acto seguido, empiezan a girar cada vez mas rápido como hélices, y me desprendo del suelo y vuelo. Luego, me despierto en un cementerio de animales y una mujer me reta porque estoy roncando.

3 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Me gustó, e incluso me hizo venir hambre.

Un saludo.

peregrina dijo...

Querido/a distorsión, aunque supongo lo primero, estás probando cosas nuevas y sabés vas muy bien. El textito está logrado y el remate te lo evidiaría Ana María Shua.
Esta pobre ciega, te acota que apenas puede leer tu azul sobre fondo negro
Hagamos un llamado a la solidaridad o tu pr´ximo sueño habra una peregrina de uñas largas hurgando en tus ojos!
Chan!
Un abrazo y no aflojes

Anónimo dijo...

Un curiosidad. ¿No te agradaría soñar algo mas dulce y tierno, donde no te tengan como bola sin manija???? Lo de peregrina sobre las letras en fondo ¿Negro? fue un parto leer.